La esperanza

Me imagino que todo este deseo y este amor es el amor al mensaje, no al mensajero

Me imagino que toda esta materia inestable que se pega a mi piel y a mi pecho hoy es la obra de las máquinas de la esperanza

regadas estos días por las mentes y su expansión, por la supuración de la cura en lo posible, en lo concreto,

regadas por ese pus que se transforma en agua al pasar del cerebro al corazón

Sano, y porque sano mi corazón late, sano porque hoy siento esperanza y no desolación

porque siento colectividad y no aislamiento

Riego mis plantas hoy con las lágrimas de lo posible, con el bostezo somnoliento de una luz compartida, con la ilusión fundada de un mundo más justo

Un mundo en el que todas y todo seamos sujetos y escuchemos al despertar la risa de un amigo, el juego de las niñas, y no los silbidos de las bombas

que nos llenen las sábanas el olor del café y no el de la pólvora

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De Ana Apausa Veneros

Este espacio resiste al tiempo y a los lugares. Es un espacio abierto de poesía y reflexiones es el retrato impresionista, a pinceladas certeras pero caóticas, de una mujer, de una adolescente y de una niña. Hija de sus tiempos, de sus privilegios y opresiones, de su contexto y de su personalidad, hija de su suerte y de su desgracia, de la amistad y de la herida, de sus amores y de sus desamores, de la alegría y de la depresión, de la muerte y de la vida, de la luz y la oscuridad, de pueblos y de barrios habitados, del arte y de la política, de su madre y de su padre. Pero hija sobre todo, de todo lo que hay en medio de cada dos de esas palabras.

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