Me hundo en el alféizar y mis ojos se dan de bruces contra el cielo,
el cielo negro e indiferente de mayo que me niega la subida
Atrapada, animal salvaje en jaula de plástico
Y las estrellas ni me miran
Me dicen que no llevo un trozo de luna por corazón,
me parten en mil cristales
Como las piedras cuando me miran sabiéndolo todo,
como yo cuando miro al suelo sin saber nada,
me parto en mil cristales
Como cuando camino en los reflejos de los escaparates
tan rápida, tan fugaz, tan sinsentido
queriendo abarcarlo todo y corriendo sin abarcar nada
Tanta euforia estridente en mi realidad, tanta alegría, tantas llamas,
tanta vida, tantos latidos, tanta ilusión
Pero
tanta crueldad, y dictadura y hierro y desolación
y ahogo, y pasividad.
Tan asesina de emociones la realidad
Tan injusta, tan sin corazón
Vacía y llena de miseria que chilla
El cielo de mayo nos ha dejado en la estacada
En la cascada de saliva que corre por las venas de la ciudad nadie se mira el corazón
Mi torre se ha podrido y se ha convertido en la ventana de un tercer piso
En medio de una noche en un edificio cualquiera del mundo
Un mundo verdugo de su propia razón
que ha obligado a la humedad a pudrir mi torre de sueño