Vamos a hacer un paréntesis en el tiempo, y vivir un día sin él
Las miradas que se quedan tras tu figura en la acera, las caricias de otros en mi cuello
«Los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan allí»
Vamos a olvidarnos del amor cobarde y mañana no recordaremos nada
Me pondré los zapatos y me iré a la facultad como un día cualquiera
Pero las paredes no se olvidan de tu nombre, ni de mi cara
Y yo sí, y tú también, tú te olvidas, nos olvidamos
Vamos a vivir el día sin tiempo que necesito
Un día en el que la metáfora deje de ser una simple palabra
y tus ojos se fundan con los míos en una espiral eterna, más eterna sin nosotros
eterna por un día, por un segundo en la eternidad cruel del mundo
Que mi cintura sea el valle más pronunciado de tu realidad
Que el mar que te cuelga de las pestañas sea las vistas desde la ventana de mi habitación
Que el suelo no exista y nosotros volemos
Tus pasos en el pasillo suenen como tambores indios y nos transporten a la selva más salvaje y pura de la tierra
Que la puerta se cierre en los oídos y no en el corazón
Que la luna atraviese el techo y nos deslumbre a plena luz del día
Que tu boca no se cierre nunca, sólo durante un día
Que yo llore y mis lágrimas sean cascadas alegres y poderosas que te hagan reír
Que me tropiece y caiga en blando y me olvide de ti y de mí y sólo mire a la luna
Y la ingravidez sea el estado natural de las cosas, y mi mente rebose de tantas emociones
Y me duerma sola en la selva, flotando, con la luz de la luna en los párpados
Y me despierte en un día con tiempo, con ganas de todo, me ponga los zapatos
Y salga por la puerta de una eternidad compartida contigo que acaba de terminar.